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Estos se distribuyen en la parte derecha del cuadro y en el eje transversal correspondiente al carril para vehículos que cruza la rambla. ¿Qué elementos le gustan del cuadro? Esta composición tiene casi en el centro, en donde se cruzan las aspas, el burro, que probablemente es el icono central del cuadro. En este nuevo siglo comienzan a primar otros criterios en las tendencias museográficas. La ordenación dieciochesca seguía pautas heredadas del siglo anterior y por lo tanto las obras se agrupaban por temas, con la única finalidad de que los usuarios pudieran comparar cómo un mismo tema había sido tratado en distintos periodos. A lo largo del siglo XIX, se abandona la ordenación de las obras de arte bajo criterios estéticos o para la comparación de técnicas, que solo servía para el estudio de los artistas, esto provocaba que en una misma pared, abarrotadas de lienzos, se mezclaran obras de diferentes escuelas y siglos. Es el siglo de los grandes museos en los que el principio para la ordenación de las obras será el enciclopedismo, criterio de estudio para los todas las ciencias en este momento. A partir de este momento es el Estado el encargado de administrar y aumentar las colecciones, ya sea a través de la compra, del botín de guerra o a través de las numerosas excavaciones iniciadas en este momento.

2.4 Problemática relativa al ámbito educativo

Como ya se ha comentado anteriormente la perspectiva educativa es el eje central de la investigación y por tanto más allá de la revisión de los aspectos concernientes a la educación en el ámbito de los museos de arte, consideramos que es necesario realizar una revisión de la evolución de las teorías del aprendizaje, para abordar posteriormente con más detenimiento los cambios que la educación está sufriendo
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Esta visión de la tradición museológica mediterránea es explorada en el texto (Gómez Martínez, J., 2006) y la contrapone a la anglosajona que tiene como vocación la difusión y la transmisión al público del significado de las piezas que componen un museo. Los historiadores del arte alemanes en este siglo tienen un importante protagonismo, hacia finales de siglo encontramos la personalidad de Wilhelm Bode conocido como el “Bismark de los museos” por su labor en la consolidación de los museos alemanes como imagen de una unidad cultural cohesionada. El enciclopedismo aplicado al arte lleva a la sistematización de la Historia del arte realizada sobre todo por historiadores alemanes desde finales del siglo XVIII 18. Su reflejo en los museos de arte conlleva la ordenación por cronologías y escuelas, parámetro que se impondrá como propio de la modernidad.

Obviando el periodo anterior a las revoluciones burguesas de finales del siglo XVIII, el museo ilustrado con todas sus secuelas tuvo veleidades educadoras (Gob & Drouguet, 2003). Ciertamente con la revolución francesa y el triunfo de los ideales ilustrados, camisetas de futbol baratas las colecciones artísticas se convierten en un bien público. Ocupar la dirección del departamento de escultura y después de pintura del Royal Museum de Berlín, le permitió realizar una importante labor de coleccionismo por toda Europa, con lo que consiguió reunir la mayor colección de arte para los museos prusianos, llegando a ser director de ellos en 1905. Por este motivo,
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Es especialmente Johann Joachim Winckelmann el que lleva a cabo la sistematización de la Historia del arte, estableciendo los periodos artísticos que hoy se emplean para la clasificación estilística de las obras de arte. El ejemplo alemán que hemos destacado no es el único, ya que otros equipamientos museísticos y obras de arte cumplieron funciones similares. Se trata, pues, de un ejemplo clarísimo del uso de un espacio expositivo de arte como elemento de autoafirmación colectiva. Su valor patrimonial está determinado no por las defensas pétreas, ni por su poliorcética o por ser considerado una simple obra de arte, sino por el hecho de que en él es en donde Martin Lutero se alojó entre mayo de 1521 y marzo de 1522 para huir de la persecución, tanto de los agentes papales, como de los Imperiales.

Así, aunque los visitantes creen significado de los objetos de una manera personal según sus intereses, habilidades, conocimientos previos y estrategias interpretativas, los museos tienen la

responsabilidad de realizar exposiciones en las cuales han sido identificados e investigados los posibles públicos y diseñar las primeras en función de los resultados de esta investigación. Krippendorff, 1990): “el análisis de contenido es una técnica de investigación para la descripción objetiva, sistemática y cuantitativa del contenido manifiesto de la comunicación”. Como es propio de toda rambla, el tráfico discurre a ambos lados del paseo. María Victoria López Benito

burguesía ilustrada y de expertos y artistas que son los únicos que cuentan con los conocimientos suficientes como para interpretar, valorar y disfrutar lo que allí se exponía (Hernàndez, 2002).

En lo que respecta a la manera de exponer las colecciones no había ninguna voluntad didáctica ni educativa tal como hoy la entendemos, ya que las obras no se ordenaban bajo ningún criterio histórico, estilístico o cronológico porque el público mayoritario que acaba yendo a los museos no necesita elementos de interpretación, porque conocen perfectamente lo que están contemplando y solo quieren ver arte y recrearse en su contemplación.