Será necesario, por tanto, indagar si estos museos en verdad están empleando todo el potencial que ofrecen estas tecnologías para abrir un nuevo camino en la museografía y la didáctica de los museos de arte, o si es simplemente el mismo mensaje con un simple cambio de medio. Según Prats “los interactivos pretenden crear una reacción o una emoción en el visitante que permita alcanzar una experiencias más profunda de la que hubiera tenido con la simple contemplación de la pieza” (Prats, 2004: 84). Sin embargo, como ya se verá más adelante, los museos de arte por unos motivos u otros están creando nuevos canales de comunicación con sus públicos y con otros a través de los recursos de tecnología digital on-line y móvil, y que en buena parte solventan los inconvenientes que generaban los interactivos estáticos para la facción más académica de la museología de los museos de arte. Algunas de las razones para esta ausencia de la museografía didáctica o interactiva en los museos de arte responden a varios motivos analizados por Prats (2004). En primer lugar, se afirma la idea de que el arte se explica por sí solo; el arte al ser una forma de expresión ya se supone “nos habla”, nos comunica sensaciones y sentimientos.
Es decir, la museografía de los museos de arte hoy en día sigue siendo convencional y los museólogos más académicos la siguen defendiendo como la única concepción válida. Las exposiciones de arte están concebidas, como lo estaban hace un siglo o incluso dos, como espacios con obras colocadas unas detrás de las otras sin ningún elemento de intermediación más allá de textos y cartelas. Sin embargo, a lo largo de la primera y segunda década del siglo XXI, los conceptos más empleados para hablar de la presencia de lo tecnológico en la sociedad son los de Digital Culture (Cultura Digital) o Digital Society (Sociedad Digital), (Manovich, 2001; Gere, 2008; Deuze, 2006; Athique, 2013), quizá por el propio avance y cambios en el perfil de la tecnología dominante, aunque en muchos casos estos conceptos se emplean
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En este sentido es muy interesante el análisis que realiza Athique, A. (2013) sobre los cambios tecnológicos llevados a cabo especialmente en Europa y Estados Unidos desde mediados del siglo XX, en el contexto de la Guerra Fría y hasta los años ochenta donde se podría situar una primera etapa de la Era digital.
Sin embargo, en ese contexto temporal también comienza a tomar fuerza un aspecto de especial trascendencia para la evolución de la teoría educativa, es el hecho de la introducción de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación en la educación. Por otra parte, camiseta athletic bilbao 2023 se considera que los interactivos u otros posibles recursos móviles dirigen al visitante hacia un aspecto muy concreto de una obra de arte y negándole la experiencia de la contemplación sublime y completa del arte. En el ámbito de estos museos hay, aunque en un incipiente proceso de cambio, una voluntad clara hacia la no utilización de los medios y recursos de las nuevas museografías. Sin embargo, es ahora en las primeras décadas del siglo XXI cuando estos mismos museos están empleando nuevos medios y recursos para abrirse a nuevos públicos. Las peculiaridades del objeto artístico, su sentido y explicación, su capacidad para generar emociones, convierten a los museos de arte en instituciones museísticas también peculiares en cuanto han mantenido un discurso museográfico estático, pasivo y más cercano a los postulados museológicos del siglo XIX, incapaz de adaptarse a los requerimientos y necesidades de la sociedad consumidora de cultura y de museos de la segunda mitad del siglo XX.
Y que en todo caso, está mal encuadrado ya que las matas del primer término de la izquierda deberían ser un árbol grande que hiciera pareja con la higuera o que la pendiente no es real. Una tercera categoría de museos la integran los museos de Arte Contemporáneo, que albergan el mismo tipo de manifestaciones artísticas que los museos de Bellas Artes, pero dedicados solo a las manifestaciones del siglo XX, aunque ya el término mismo de contemporaneidad conlleva ciertas reflexiones y cuestionamiento en cuanto a sus límites precisos (León, 2000). Por la multiplicidad de soportes que se emplean a lo largo de este siglo y el siglo XXI, también podemos encontrar en estos museos fondos de fotografía, comics, instalaciones, video arte, net-art, entre otras. En cuanto a la terminología acuñada al respecto, en las últimas décadas del siglo XX y principios del siglo XXI se hablaba más de Information Society (Sociedad de la Información), del cual los sociólogos Bell y Touraine fueron sus difusores; o de Networking Society (Sociedad Red) establecido por Castells (1996, 2001) que junto con los anteriores es uno de los sociólogos que más ha influido en cuanto al avance de las ideas relacionadas con la sociedad de la información.
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